En ese año bisiesto de 1956, que comenzaba en domingo, vino al mundo un artista creativo, precisamente, en el mismo año en el que se creaban en España las primeras casas de cultura, esas en las que varios años después expondría sus obras Agustín de Córdoba.

Este artista visceral nació en Plasencia, la ciudad noble, leal y benéfica que fundara Alfonso VIII en 1186, “para agradar a Dios y a los hombres”. Afincado en Malpartida de Plasencia, después de haber recorrido miles de kilómetros por Europa y América, conociendo de primera mano y nutriéndose de la creatividad de los artistas más señeros, hoy nos presenta sus mejores obras en esta exposición.

Agustín es un verdadero creador cuya obra sobresale con especial significación en el ámbito de las artes plásticas, destacando en sus creaciones pictóricas el expresionismo figurativo y abstracto, que domina con pincelada suelta y gran creatividad. Agustín no es un artista academicista, a pesar de haber pasado por la Academia madrileña de Bellas Artes de Eduardo Peña, comienza sus primeras aproximaciones al mundo de la pintura de forma autodidacta, dentro de la corriente realista, pero con rapidez, abandonó esta tendencia para lanzarse a la línea expresionista por afinidad, interés y ambición del artista. Pasó a desarrollar un estilo propio, al margen de las corrientes dominantes.

Agustín pertenece a una generación de artistas modernos expresionistas con obras dotadas de un especial sentimiento de profundidad. Creando obras de arte más allá del mero objeto decorativo y que tuvieran la capacidad de hacer pensar al espectador: árboles en plena naturaleza, explosiones de agua, calles con la ropa tendida o con macetas colgando de la fachada de alguna vivienda popular. Sin olvidar, sus versiones contemporáneas de obras maestras como “Lección de Anatomía” o “Breda: Velázquez y Bacon”, donde los procedimientos de color y composición son más cercanos que aquellas memorables obras de Rembrandt o Velázquez.

Pero, Agustín de Córdoba, no solamente es un creador pictórico contemporáneo. Es un hombre multidisciplinar que ha alternado su afición por la pintura con la fotografía y con el compromiso cultural por Extremadura. Es Cofundador del Grupo de la Casa de Dean en 1968 y del movimiento ARTENEX en 2006. Fundador junto a Carmen Canabal, de “Monfragüe Contemporánea” y creador de Comisariado de Exposiciones y eventos ”AdeC, Fine Arts”.

En sus obras paisajísticas los colores se hacen más saturados y están cargados de connotaciones simbólicas y emotivas. Desde sus primeros pasos como pintor, Agustín concedió una especial significación al colorido, preocupándose de forma especial de la plasmación de sus emociones internas, no sólo por medio del color, sino también a través de una estética de formas distorsionadas. Sus paisajes, construidos siempre a partir de un sentimiento de unión con la naturaleza, en obras que utilizó la técnica mixta sobre lienzo como “Alagón”, “Mond´eau”, “Sin título 1” o las distintas versiones de  “Rare Landscape 0”. En obras como la serie “Arribes del Duero” las líneas convergentes marcan los caminos, anulando cualquier resistencia visual invitándonos a seguir por la senda del camino al espectador en una lectura psicológica del paisaje, en otras obras utiliza un esquema simple, siendo el color el principal protagonista del cuadro como en la serie “Alcornoques desnudos”, manejando un contenido fluido, plasmando lo primordial: troncos y ramas. Paisajes salvajes, los cielos inmensos y el clima brutal de su tierra natal placentina.

Algunas obras que dedica al género femenino traen consigo una profunda remodelación del arte, produciéndose una reinterpretación de la belleza y de las normas clásicas. En “Retrato de Marina Palomo” o “Chinata”, el pintor intenta capturar los sentimientos de los modelos, bien relajados o flotando sobre un mar embravecido. Sus rostros son expresivos, suelen estar representados con medio cuerpo, sus tonos no son brillantes. Sus retratos impresionan por la profundidad de su mirada. Pero, con rapidez, retorna a esa sensación de desasosiego que Agustín refleja con colores violentos y una temática que transmite sensación de agobio, en obras como “Suneye”, “OGN” o “Hat?”.

Mientras que en “Clavel Blue” o “Escalera y esponja”, de 2014, ejecutó obras con una perspectiva distorsionada, inusuales. Con colores particularmente expresivos resaltamos algunos paisajes de Agustín como “Pinos de Garrovillas”, “La isla de Plasencia” o “Reflejo templario”. En su análisis del paisaje, aplicó la misma tenacidad que en el caso de sus retratos anteriores. Inicialmente, de manera meticulosa en las obras citadas logrando una concepción más liberal con el tiempo en otras creaciones paisajísticas como “Fantasmas en la noche de Monfragüe”, “Puente y árboles” o “Sobre tierras de Monfragüe”, donde las ramas y los troncos proyectan sombra, donde algo inexplicable parece flotar en el ambiente.

Agustín de Córdoba nos ofrece en sus obras una clara visión de su alma libre, de su trayectoria artística individualista, de su pasión por la naturaleza y, por encima de todo, de su inquebrantable determinación.

Agustín es, en definitiva, un elegante artista, un sombrero en el corazón.

JOSÉ ANTONIO RAMOS RUBIO (Trujillo, 1963) es Doctor en Historia del Arte, académico, escritor, docente y Director-Gerente de Turismo, bibliófilo y coleccionista. Cronista Oficial de Trujillo desde 1993. Vocal de la Junta Directiva de la Asociación de Cronistas de Extremadura. Académico correspondiente de la Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes (2011); y Académico Correspondiente de la Real Academia de Historia Española (2013)

Agustín Decórdoba se inicia como dibujante artístico, técnico y de cómic, obteniendo magníficos resultados en su estudios y carrera profesional. En pintura parte del realismo con una clara evolución desde el realismo hacia el expresionismo figurativo y abstracto que domina con pincelada suelta y creatividad en la actual etapa.